MUROS, PINTURAS, ACCIÓN
Un profesor de la Universidad dijo que los peruanos
podíamos ser malos para cualquier cosa, excepto para la poesía. Creí que su feeling por los vates nacionales lo
sesgaba hasta la exageración. Pero no.
Clase tras clase, era víctima de las bofetadas de
Vallejo, de la errática mano de Adán, de los laberintos de Oquendo de Amat y de
los delirios pasionales de Moro. Washington Delgado, Blanca Varela, Juan Gonzalo Rose, Jorge
Pimentel, Luis Hernández, Westhpalen, Chocano, Heraud… y una página siempre será
ingrata para todos nuestros poetas.
Los que no son para nada ingratos, son los muchachos
de Acción Poética Lima. No es tan sólo esperanza, pero es la primera palabra
que se me viene a la cabeza cuando observo sus murales. Entonces, los comparo. Son los herederos de Eielson, pienso, el mismo que dejó fragmentos del universo
regados por las calles de Venecia, los mismos que pintan versos en las paredes.
Murales.
Acción Poética nació en un México destruido por el narcotráfico,
hace 15 años. Su padre, Armando Alanis, quería dar mensajes de aliento a sus
compatriotas. El resultado es un
movimiento literario-social-filántropo que se expande por toda Sudamérica. ¿Por qué lo hacen?, le pregunto a
Antonella, fundadora del proyecto en nuestra ciudad. Queremos sensibilizar a las personas, hacerlas reflexionar, darles
mensajes que las motiven y las ilusionen. Queremos que conozcan nuestra riqueza
poética. Queremos que la gente lea. Y
lo están consiguiendo. A pesar de que a nadie
le interesa leer, concluye. Pienso: si las personas no van a las
bibliotecas, los versos salen a las calles. Hoy, la vida te puede sorprender al
doblar una esquina con algo así: “Estoy cansado, pero no vencido”. “Prohibido
estar triste”. “Saber más es ser más libre”.
Leer poesía es revolucionario, continúa Antonella. Nayla, su compinche en este
sueño de la realidad llamado Acción Poética, me dice: soy una mujer revolucionaria. Yo sonrío. Pidió permiso a sus padres
para pertenecer al movimiento. Ellos se lo negaron. Aquí la tenemos. Antonella
tiene 17 años; Nayla, 18. Acción Poética Lima está conformado, en su mayoría,
por jóvenes decididos.
¿Quiénes financian el proyecto? Ellos mismos. ¿Quiénes
buscan las paredes? Ellos mismos. ¿Quiénes las pintan? Ya saben. En 5 meses,
hay 61 murales en toda Lima. El movimiento se ha descentralizado: hay Acción
Poética en Trujillo, Acción Poética en Pucallpa, Acción Poética en Piura, y en
otras 10 ciudades del país. Prefieren mantenerse alejados de la política. Muy
bien. Todos son bienvenidos. Si te interesa: únete. No hay fines de lucro. Pienso
en ellos, pienso en mi generación Combate,
y la duda regresa: ¿Por qué?
Una mañana, fuimos a hacer una intervención –así es
como le llaman a la poetización de las paredes- en Surco, me cuenta Antonella. Estábamos
pintando algo de Frida Kahlo. Nos dimos cuenta de que una señora nos miraba
desde la ventana del segundo piso de en frente. Luego, se presentó mediante un
intermediario, su sobrinito: su nombre es Adela, tiene 85 años y quiere saber a
quién le pertenece la frase “¿Para qué quiero pies si tengo alas para volar?”.
La señora sufría una enfermedad que le hacía difícil caminar. No hay palabras
para describir su mirada desde la ventana, me dice Antonella –y sus ojos
brillan-. Que alguien se emocione así con
lo que hacemos es nuestra recompensa. Entiendo todo.
La Acción Poética está en las calles. El proyecto no
sólo se limita a pintar muros. Los muchachos tienen pensado organizar talleres
de creación de murales, subirse a los micros a recitar poemas y regalar
tarjetitas con versos a los transeúntes. Si algún día leen “Mi recuerdo es más
fuerte que tu olvido” en vez de “Tu envidia es mi progreso” en la parte trasera
de un micro, ya saben a quiénes culpar.
Iniciativas como esta merecen ser difundidas y
aplaudidas –clap, clap-. No sólo reivindican y rinden homenaje a nuestros
poetas al recordar sus frases en los murales, también alientan a los ciudadanos
a seguir siempre en la lucha. A no rendirse. A ser libres. A soñar con lo
infinito.
Con lo imposible.
Creo que cuando Víctor Vich dijo que somos buenos
haciendo poesía, quiso decir que de
verdad somos buenos. La hacemos bien.
Abril, 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario